La combinación de viento, las bajas temperaturas, la humedad y la calefacción es la causa de que en los meses fríos notemos que las manos, el rostro y el pelo se resequen y deshidraten con mayor facilidad. Para evitarlo es importante adquirir ciertos hábitos,como utilizar crema hidratante, barra de labios protectora o mascarillas nutritivas.
La descompensación de temperatura entre el exterior y el interior puede debilitar nuestras defensas y perjudicar el estado de nuestra piel y cabello. Si a ello le sumamos el estrés prolongado, una dieta poco equilibrada o la falta de sueño, los efectos pueden ser aún más acentuados.
Te ofrecemos 7 consejos que deberías tomar como mantra para protegerte del frío.
Muévete
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Es importante realizar ejercicio todos los días. La actividad física no solo nos mantendrá en un buen estado físico y mental, sino que también aumentará en nuestro cuerpo la sensación de calor durante el día. Además, practicar deporte favorece el descanso nocturno, que es otro factor que ayuda a reforzar nuestro sistema inmunológico.
Consume probióticos
Son microorganismos beneficiosos para la salud, que se encuentran fundamentalmente en alimentos lácteos, como bebidas y yogures. Pertenecen al grupo de los alimentos funcionales, o sea, alimentos que tienen efectos positivos para la salud más allá de la nutrición. Incrementan la respuesta del sistema inmunológico ante diversos agentes agresores y también ayudan a regular la flora bacteriana.
Mantén una actitud mental positiva
Si nos enfrentamos a algún conflicto emocional, sufrimiento, estrés o algún otro problema de índole psicológica, nuestras defensas pueden verse disminuidas. En invierno se debe cuidar especialmente el estado de ánimo, ya que pueden aparecer sentimientos de depresión y tristeza, incluso de estrés, que se han catalogado como “trastorno afectivo estacional”. Por ello, es importante mantener las actividades cotidianas, realizar ejercicio, practicar algún hobby, etc.
Bajo la ropa
El frío y el viento agreden nuestra piel, acelerando su deshidratación y envejecimiento. Pero no solo sufre la piel de la cara y manos -que es la que está expuesta a las inclemencias meteorológicas-, también tenemos que proteger el resto del cuerpo, ya que bajo la ropa se produce una falta de oxigenación que provoca mayor sequedad y descamación. Además, el contacto con determinados tejidos puede causar enrojecimiento e irritación. Por este motivo se recomienda aplicar una crema hidratante corporal por la mañana y antes de acostarnos, insistiendo en los antebrazos y piernas, zonas más sensibles a la descamación. Las personas mayores deben elegir productos altamente nutritivos, porque, con la edad, la piel se vuelve menos resistente a las agresiones. Hay que aplicarlos sin olvidar los pies, codos y rodillas.
No te olvides de la cara y las manos
Los productos hidratantes ejercen un efecto de barrera sobre la piel impidiendo que se reseque. Son imprescindibles para evitar la pérdida de elasticidad y prevenir la aparición de manchas en el rostro. Podemos escoger entre una amplia gama según el tipo de piel: nutritivos, hidratantes, reparadores, antiedad, etc. altamente nutritiva antes de que aparezcan los primeros síntomas.
Cuida también el cabello
Los cambios de temperatura, los focos de calor artificial (estufas, calefacción) y el viento, junto con la contaminación o el uso de secadores y planchas alisadoras provoca que nuestro pelo se debilite y pierda vitalidad. Para evitar que el cabello se reseque y se quiebre, podemos emplear champús, cremas o mascarillas nutritivas que ayudarán a recuperar el brillo y la estructura de un pelo sano. Es conveniente, también, que los peines y cepillos sean de cerdas naturales y no de plástico o similares. También puedes tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
Utiliza un producto
(sérum, bálsamo, crema, ampollas, nutricosmético, etc.) adecuado a tu tipo de cabello.
Sigo disfrutando de nuesstro blog.